jueves, 16 de mayo de 2013

Puto Científico Loco 4 Escápula


4
ESCÁPULA


     Mientras escribo este diario, releo como si del descubrimiento de un manuscrito del Mar Muerto se tratara el “Escápula Greatest Hits”. Me maravillo al descubrir cómo la historia estaba escrita desde hace tanto, tanto tiempo... si el Puto Científico Loco no fuera tan antipático, sobrado y egocéntrico, esta noche hablaríamos sobre él. Sobre mis descubrimientos. A veces aún echo de menos a Pau. Los dos conservan todavía rasgos comunes, pero la franca sonrisa, los ojos sinceros... eso se esconde ahora tras unas espesas cejas fruncidas que no permiten encontrarse de frente con su mirada. A veces, incluso le temo.
     Pero vuelvo a salirme del camino. Hablo del presente, y aún quedan algunos capítulos del pasado por recordar.
     Cuando llego a la página cuarenta y siete, empieza una inquietante historia: “El crimen Perfecto”. Esta fue escrita dos años más tarde. Es un cuento de seis páginas en el que el narrador relata cómo en su juventud cometió un crimen imposible de descubrir junto a su amigo “El Terrores”, que no es otro que el propio Pau, con su gorrito de lana, su mochila y sus botas de montaña. La historia está llena de ironía hasta el final. Pero dos páginas más tras el aparente final, nos vuelve a visitar el Científico Loco, enfrascado en sus lúgubres experimentos encerrado en su guarida, La Torre Siniestra.
     No acababa de entender el final, la moraleja, ya que Pau nunca dejaba cabos sueltos. Le pregunté y esta fue su respuesta:
     - La reflexión es que el crimen perfecto es imposible, porque si no puedes contar  lo listo que has sido, ya no es tan perfecto, te queda esa espinilla clavada.¡Y si lo cuentas ya tampoco es perfecto!
     - ¿Y qué pinta ahí el Puto Científico Loco?- pregunté.
     -Que él es el verdadero asesino, ¿no lo ves?- Si, la verdad es que empezaba a entender algo, pero aún faltaba mucho camino por recorrer.
     Volvamos a la Torre Siniestra. Está tan relacionada con el pasado, presente y futuro, tan pareja a la vida del dibujante, que es necesaria una explicación: El joven Pau, de culo inquieto, cuando no viajaba o iba de excursión se dedicaba a conducir su viejo Seat 127 por las carreteras de Mallorca.
     En una carretera perdida en el término de Llucmajor, tras una cerrada curva el viajero se encuentra frente a una capilla neogótica de planta octogonal. Esta capilla es parte de una antigua finca de la nobleza mallorquina, casi abandonada durante muchísimo tiempo. El detalle más morboso está en que a izquierda y derecha de la puerta de la capilla, sendas escaleras de piedra blanca bajan a una cripta, donde descansaban los restos mortales de cincuenta miembros de la familia. He dicho “descansaban”. Debo recordarme volver sobre éste punto más adelante. Pau quedó fascinado por ella, hasta el punto de atreverse a pedir a la guardesa que le dejara visitar la cripta por dentro, para poderla dibujar con más detalle. Fue amor a primera vista.
     La vida transcurría. Pau, con su humor a veces inocente y a veces totalmente cínico, empezó a trabajar en serio.
     De su imaginación fueron saliendo grandes personajes, a la par que grandes ideas. “Los repartidores de cerveza” y sus aventuras ya se desarrollaban en la fantástica isla de Escápula, un mundo paralelo donde ocurren todas las historias. Cuando los inventó para el concurso de cómics de El Víbora, Escápula ya existía. Existía desde el primer fanzine, y había decidido que todas sus creaciones futuras se desarrollaran en ese mundo. El hecho es que en casi todas las historietas tuvo que crear los personajes y su mundo (Puto Científico Loco, el Terrores, Munnar, Animalada, Atlas y Axis, Los repartidores, etc), cuando lo más fácil y comercial es continuar con uno. Se puede decir que creaba los hilos para luego, con el tiempo, tejer un manto que cubriera toda Escápula.
     Con Escápula intentó que toda su obra tuviera una especie de unidad, de marca común. Así, fuera lo que fuese que tenía ganas de dibujar, podía integrarlo en Escápula: personas, animales, o animales antropomorfos... en el presente, el pasado, o el futuro. Por ejemplo, las “Animaladas” están protagonizadas por animales del mismo mundo que los repartidores o Puto...  En “La gran carrera”, con Los repartidores de cerveza como protagonistas, volví a encontrarme con el Puto Científico Loco, y supe algo más de su guarida, la Torre Siniestra.
     Al mismo tiempo, en la cabeza de Pau gestaba el proyecto que con los años se convertiría en la gran saga de Atlas y Axis, la que le lanzó a la fama internacional, y gracias a la cual nos metimos en nuestra propia aventura criminal. Aunque aún faltaban muchos años para eso. Él iba dibujando, presentando a los editores su saga. Empezó a darse a conocer por el público cuando puso en marcha otra de sus formas de hacer humor: “Pau per Tots”, viñeta diaria en un periódico isleño, en la página de opinión. Era la página más buscada por los lectores del diario, y le valió el reconocimiento popular como humorista gráfico. En cambio el reconocimiento oficial llegó en octubre de 2009 con un premio Haxtur ( Salón Internacional del cómic de Asturias) al  humor, cuando paradójicamente, lo había dejado en julio, después de trece años.     
     Algunos buscaban en lo más profundo de aquel humor cínico un secreto, unas ideas políticas, una moraleja que dejara entrever algo más del dibujante y sus pensamientos. Sus seguidores le pedían permiso para estampar algunos de aquellos chistes visuales en camisetas, estandartes, libros... Pau se enorgullecía. No tanto cuando llegaban elecciones y algún partido se confundía creyendo haber adivinado unas convicciones políticas que no existían, y le pedían chistes o apoyos en sus campañas. Entonces Pau se reía.
     Lo más importante para él era demostrar al mundo su teoría de que las ovejas explotan al morir, y quién no comprendiera eso, no le conocía. En lo más profundo de Pau, sólo hay más Pau.
     Pau fue pionero en muchas cosas que aún no se habían hecho en la isla. Jamás se tomaba nada en serio, y hasta lo más sagrado lo convertía en chiste, lo que le valió más de una viñeta censurada por el director del periódico. Era listo. El a veces sabía que se había propasado, y antes de enviarla por correo, me pedía que le echara un vistazo. Yo ya me acercaba pensando: -¿Qué puñetas habrá dibujado esta vez?- Y efectivamente. Cuando me preguntaba mi opinión, era porque se había pasado siete pueblos.  
                 
     

      Lo que no impedía que mi orgullo por sus geniales y locas ideas me obligaran a decirle entre risas que estaba segura de que aquello no lo iban a publicar, pero que de todos modos lo enviara.
     En aquellos años, el amor al dinero aún no había aparecido en nuestras vidas... aún soñábamos con envejecer en una cueva viviendo de lo que sembráramos. Muy romántico; eso fue justo antes de mi artrosis y de que él empezara a cargar un colchón en la mochila cuando se iba a la montaña con sus amigos a hacer un “vivac”.
     Antes he nombrado a Xemi, otro loco genial. Pau y él descubrieron la película Braveheart por casualidad, y les hizo tanta gracia que volvieron al cine cinco veces más a verla. Yo me preguntaba qué debió ser tan gracioso como para desencadenar lo que vino después, ya que yo lloraba a mares al ver aquel melodrama escocés. Me lo explicaron como quien explica a una niña quiénes son en realidad los Reyes Magos: En la escena de la batalla entre ingleses y escoceses, el momento más serio y trascendental, Pau se la imaginó a cámara rápida, con la sintonía de Benny Hill en vez de la romántica música celta original. Ahí empezó el cachondeo. Xemi se lo tomó tan en serio que se puso manos a la obra y con el ordenador y precarios medios transformó la escena y la hizo correr entre el grupo de amigos.  
     No sé si lo he dicho ya, todos sin excepción estaban igual de chalados, y se desternillaban con la escenita. Aquello se fue convirtiendo en una bola de nieve rodando montaña abajo. Cada vez crecía más. Todos aportaron algo, y el resultado fue el primer doblaje al mallorquín de una superproducción de Hollywood. Todos oían hablar de Vaigfort, todo el mundo quería verla. Aquí entra en escena el segundo hijo de los seis que parió la madre del clan Rodríguez, Vicente, que como ya anteriormente habían hecho los que hicieron público el “examen sobre el Movimiento Obrero, by Pau”, puso a rodar el cd entre sus amigos. Sin comerlo ni beberlo, el cd acabó colgado en internet. Para quienes no hayan oído hablar del fenómeno que significó Vaigfort en Mallorca, diré que tenía récords de descargas en Emule, de visitas en Youtube, fans en Menorca y Catalunya, canciones en remix, tonos para móvil, y una serie de gente que se dedicó entonces a doblar otras pelis... ¡y le conocía más gente por la peli que por todos los años que llevaba dibujando!.
     El resultado fue una gira mundial por la isla, y el merchandising  consecuente, con lo que ganaron más dinero que dedicándose a dibujar, cosa que no era muy difícil. No gran cantidad de dinero, lo justo para pagar la inversión, pero Pau corroboró que como showman era un hacha. La modestia siempre muy aparte...
     No guardamos ninguna copia de Vaigfort, y si hay alguna circulando los autores no se hacen responsables y piden fehacientemente que sea destruida, ya que sabemos de buena tinta que los dirigentes de la Paramount, los abogados de Mel Gibson, los ingleses, los escoceses, los catalanistas y los mallorquinistas aún están buscando a los responsables del desastre blasfemo.



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